Incontinência dupla – o que é e como geri-la

Cuidador con una mujer sonriendo en la playa

La incontinencia doble se produce cuando hay pérdidas fecales y de orina al mismo tiempo.  En este artículo te explicamos cuáles son sus causas, los tratamientos disponibles y qué puedes hacer para garantizar la calidad de vida de las personas que sufren esta patología. 

Incontinencia Intestinal

La incontinencia fecal o incontinencia intestinal hace referencia a la incapacidad de controlar los movimientos intestinales, lo que provoca pérdidas inesperadas de heces. Los síntomas de incontinencia intestinal presentan diferentes grados: desde pérdidas leves a una pérdida total del control intestinal. 

Las personas que la padecen experimentan angustia, puesto que afecta a su dignidad ya que siente cómo no puede controlar sus funciones corporales básicas. 

En tu faceta de cuidador apóyale, contribuyendo a evitar estos desagradables sucesos, especialmente en el ámbito de las relaciones sociales. Y a la hora de ocuparte de su higiene, es muy importante que mantengas sus zonas íntimas limpias para evitar dolor, picor, posibles irritaciones cutáneas e incluso infecciones. 

¿Cuáles son las causas de la Incontinencia Intestinal?

La incontinencia intestinal es un patología cuyas causas pueden ir desde la diarrea, el estreñimiento, lesiones musculares o neurológicas. En estos dos últimos casos, pueden ser la consecuencia de intervenciones quirúrgicas o tras el parto. 

Si las causas principales son la diarrea o el estreñimiento, la incontinencia suele ser temporal, pero puede llegar a volverse crónico. Las personas mayores son las que la padecen con más frecuencia, aunque es importante comprender que no se trata de una consecuencia normal del proceso de envejecimiento.

Daño neurológico: Si los nervios que controlan el esfínter anal resultan dañados (normalmente a causa del parto, lesión de la médula espinal o un ictus), puede provocar incontinencia fecal. 

Daño muscular: Si los músculos al final del recto resultan dañados, puede ser difícil retener las heces.

Estreñimiento: El estreñimiento crónico puede provocar la formación de una masa dura fecal (fecaloma) en el recto, que cuesta mucho expulsar y, eventualmente, puede causar el debilitamiento de los músculos y favorecer la pérdida fecal.

Diarrea: Las pérdidas fecales durante la diarrea no suelen considerarse un signo de incontinencia crónica, pero es más difícil mantener heces blandas en el recto que las normales.

Hemorroides: Las hemorroides pueden impedir que el ano se cierre por completo y provocar pérdidas fecales.

Incontinencia urinaria: La incontinencia urinaria es un problema frecuente y presenta diferentes niveles de gravedad, desde pérdidas de orina ocasionales al toser o estornudar, hasta una sensación de urgencia más pronunciada y pérdidas más abundantes a lo largo del día. 

La prevalencia de la incontinencia urinaria es más frecuente en personas mayores, pero puede aparecer en todas las edades, según la causa que la provoca.

  • Incontinencia urinaria de esfuerzo: Suele producirse cuando alguien tose, estornuda, se ríe o levanta peso. Es el tipo de incontinencia más frecuente en las mujeres, pero de escasa incidencia en los hombres.

  • Incontinencia urinaria de urgencia: Surgen cuando se presenta una necesidad muy urgente de orinar. El volumen de las pérdidas varía, desde pequeños goteos hasta vaciar la vejiga por completo. Puede deberse a diferentes motivos, como una agrandada, una infección del tracto urinario, o simplemente si se ingiere demasiado líquido. 

  • Incontinencia urinaria mixta: Se produce por una combinación de la incontinencia urinaria de esfuerzo y la incontinencia urinaria de urgencia. Esto quiere decir que se pueden tener pérdidas tanto por urgencia como por realizar un esfuerzo.

  • Incontinencia urinaria por rebosamiento: Se produce cuando la vejiga no puede vaciarse por completo y acumula la orina residual que se produce de forma gradual. La causa más frecuente de este tipo de incontinencia es una obstrucción de la uretra, por ejemplo, debido al aumento de tamaño de la próstata. Por otro lado, puede deberse a la inactividad del músculo vesical, generalmente a consecuencia de un daño neurológico alrededor de la vejiga (por ejemplo, por causa de la esclerosis múltiple o diabetes), o como un efecto secundario de ciertos medicamentos.

  • Goteo tras la micción: Es la pérdida involuntaria de orina inmediatamente después de orinar. Se produce porque sigue quedando orina en la uretra. Es un problema más habitual en los hombres y, en ocasiones, puede evitarse presionando el perineo hacia adelante para evacuar la orina restante. También puede afectar a las mujeres que tienen un soporte muscular deficiente de la uretra.

  • Incontinencia urinaria funcional: Se produce cuando la persona presenta problemas de movilidad y no puede llegar a tiempo al baño. Los problemas de visión, las funciones cognitivas mermadas y la movilidad reducida pueden ser la causa de la incontinencia urinaria funcional.

¿Qué tratamiento hay disponibles y qué se puede recomendar?

Es importante determinar el origen de la incontinencia urinaria para determinar cuál es el tratamiento más adecuado. Si tu ser querido tiene pérdidas de orina, consulta con su médico para que pueda descubrir el origen y abordar el problema de la forma más adecuada y atendiendo a los siguientes factores:

  • Fortalecimiento de suelo pélvico, mediante la práctica de los ejercicios de Kegel, que pueden realizarse en cualquier momento y en cualquier lugar. El fortalecimiento de los músculos del suelo pélvico permite un aumento del control de la vejiga. Y en el caso de la incontinencia fecal y dependiendo de su origen, es eficaz:
  • Evitar el estreñimiento, mediante la práctica regular de ejercicio, ingesta abundante de agua y de alimentos ricos en fibra. 
  • Tratar la diarrea. Si la causa es una infección intestinal, conviene tratar esta patología para evitar la pérdida de heces de forma involuntaria.

Por último, un factor de prevención de la incontinencia doble es el control del peso corporal

Diferentes estudios clínicos revelan que la obesidad es uno de los factores de mayor riesgo, tanto para la incontinencia urinaria como intestinal.  

¿Qué puedo hacer como cuidador si mi paciente tiene incontinencia doble?

La incontinencia, especialmente la doble, es un tema delicado que requiere un enfoque cuidadoso y empático. Es fundamental atender las necesidades de la persona a la que estás ayudando y seleccionar el producto que mejor se ajuste a sus preferencias, estilo de vida y nivel de actividad. 

Muchas personas son reticentes a hablar de la incontinencia fecal con su médico, pero existen tratamientos disponibles. Cuanto antes reciba un diagnóstico tu ser querido, antes se podrán tratar los síntomas.

Es importante recordar que quienes sufren de pérdidas fecales abundantes pueden necesitar un producto diferente al de aquellos con incontinencia urinaria severa, por lo que puede ser necesario probar varios productos absorbentes antes de encontrar el más adecuado.

Además, es crucial prestar atención al cuidado de la piel en personas con incontinencia, ya que las pérdidas pueden causar dermatitis, lesiones, irritaciones en la piel e incluso infecciones cutáneas. Y estos efectos se agravan, sobre todo, en quienes padecen doble incontinencia.

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